lunes, 22 de enero de 2007

El trauma de despertar bruscamente

Hoy, mi despertador rojo, el arcaico, no ha sonado. Ése que me arranca del mundo de los sueños de la manera más sutil que puede, y me deja seguir en un estado de somnolencia, durante otros 8 minutos, para volverme a susurrar:

-"pii-pii-pii-pí"-"pii-pii-pii-pí"-

Que en el lenguaje de los despertadores quiere decir algo así como: "remoloooooona, vengaaaaaa, vete desperezandoooooo"...y me vuelve a dejar unos minutillos más de propina.

Pues no, hoy se ha sublevado, yo creo que para darle una oportunidad al segundo despertador, el futurista; al que nunca dejo sonar y solo le tengo de colchón de seguridad. Es de color gris y azul metalizado; el mejor cuando quieres saber que hora es en plena madrugada; capaz de iluminar toda la habitación oscura con un potente resplandor azul eléctrico. A veces, solo le doy al botón por el mero placer de ver esa claridad, cual polilla hipnotizada por la luz. Pero, joder, como despertador no tiene tacto. Hoy ha estallado con su:

-"TIII-TIII-TIIIÍ" -"TIII-TIII-TIIIÍ" -

O lo que es lo mismo: "¡¡LEVANTA EL CULO, CAPULLAAA, QUE YA ES HORA!!". A lo que mi cuerpo, en estado de taquicardia, ha reaccionado prácticamente tirándose de la cama al suelo en microsegundos.

Eso no son despertares. Yo necesito mi ritual de tránsito, mis mimitos, aunque sea por parte de un arcaico despertador.

PD para navegantes: El Futurista no tiene regulador de sonido.

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