martes, 29 de diciembre de 2009

Defraudada

Vergüenza ajena siento en el transporte público, por la falta de empatía cívica de la gente que no es capaz de mover el culo para ceder su asiento a una embarazada o a una mujer con un bebé y su carrito.

10 comentarios:

Metalia dijo...

Extensible a ancianos y personas con movilidad reducida.

marguis dijo...

Hay cosas que claman al cielo, vamos... y últimamente ya me había fijado yo que nadie se mueve cuando se sube alguien así... solo la menda... si es que... ;)

Redrum dijo...

Y goblins!

Iba a comentar más sobre la entrada, pero he visto que le has puesto un "-" a ONCE!!! ¿Pero qué haces, insensata!!!

1 saludo y feliz entrada de año!

Carlos dijo...

...pues a ellos se les ve tan campantes tocándose los ... mientras esas personas hacen equilibrios para no caerse.

Quien no siente vergüenza, a lo mejor es porque nunca la ha tenido.

Cada palo que aguante su vela.

Jlin dijo...

Más que del trasnporte público de la gente que lo usa diría yo, a mi también me pasa aunque lo uso poco, la verdad.

Maeglin dijo...

A mi me regurgita lo mismo simplemente ver como el clásico "Dejar salir antes de entrar" se viola por sistema en trenes y metros a veces arrollando incluso a los mismos protagonistas (embarazadas,ancianos, muletas etc) de los que escribes aqui.

Te da por pensar si esto es un miercoles por la tarde normal y sólo por aposentar las nalgas un trayecto de 20 minutos ¿Que no haría esta gente en una evacuación por incendio o un terremoto? Que no tengamos que verlo.

obidantenobi dijo...

Juventud, divino tesoro... ( y yo tengo 26 añazos)

Chasky dijo...

Es vergonzoso pero en el transporte público solo reina la ley de la selva.

Soundtrack dijo...

Homo homini lupus est.

Y sin necesidad de obtener nada a cambio :-(. Feliz año, si eso significa algo...

PePe dijo...

Diría que la raza humana da puto asco... pero creo que hace siglos que pasamos el límite a partir del cual "asco" es una palabra demasiado suave para definirnos.