Anoche soñé...
...que estaba en el paraíso. En una cálida y aislada playa, de arena blanca y aguas cristalinas. No estaba sola, había más gente con ropajes de colores claros y vaporosos, pero todos hacíamos lo mismo, disfrutar juntos de los pequeños placeres que el paraíso proporcionaba. Bucear entre los peces y corales, buscar conchas en la orilla, recolectar cocos...
Todo era tranquilidad y armonía, hasta que la tierra tembló. Solté bruscamente las irisadas conchas que llevaba en la mano, y la niña que estaba junto a mí se agarró con fuerza a mi cintura. Miramos horrorizados hacia las montañas. El volcán había entrado en erupción y la lava empezaba a fluir y deslizarse colina abajo.
En aquel instante todos supimos que estábamos perdidos. El edén llegaba a su fin y todos moriríamos en cuestión de horas. Unos corrían sin rumbo. Otros estaban quietos, obnubilados, mirando el volcán. Algunos echaron a nadar sin pensárselo dos veces, aún sabiendo que no había más islas en los alrededores.
Pasó un hombre, caminando lentamente, arrastrando un pie tras otro, mirando al suelo, murmuraba, y después comenzó a vociferar en voz alta:
-¡¡ No lo merecíamos, no somos dignos, y ahora vamos a pagar por ello !!.
Yo me quedé petrificada, no sabía que hacer, hasta que la niña tiró de mi pareo. Yo me agaché, la miré a los ojos y acaricié su pelo moreno con la intención de tranquilizarla. Pero no hizo falta, ya que su cara emanaba tranquilidad, y con dulces palabras me dijo:
- No te preocupes. Todo saldrá bien.
Entonces, respiré aliviada, y me desperté.
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