De repente, en medio de una tertulia genérica entre amigos una pregunta es lanzada al aire, y el debate comienza. Quién más y quién menos se lo ha planteado alguna vez, y todos exponen sus puntos de vista, y sus experiencias propias y ajenas.
Mi respuesta: Un rotundo, no.
Aquel/aquella que fue infiel, puede volver a cruzar el límite otra vez, y más fácilmente, pues ya atravesó la frontera ética, si es que alguna vez la tuvo.
8 comentarios:
No podría estar más de acuerdo con tu punto de vista.
estoy de acuerdo
Si se va con otra/o es que no hay amor ni respeto, alargar lo inevitable es un gran error.
La infidelidad en sí o bien es una muestra de egoismo recalcitrante (Nadar mientras guardo la ropa con dos parejas) o una mentira soez a uno mismo ya que no puedes amar (Termino que incluye respetar y admirar)a dos personas a la misma vez.
Por otro lado el perdón de una infidelidad se antoja harto dificil pero a más de una y de dos personas que suscribirían su alegato sin pestañear les he visto yo hincar la rodilla ante la vida y hacer de su capa un sayo cuando el caso tocó su puerta.
Estoy con Maeglin... una cosa es la teoria y otra la práctica, y depende mucho del momento y las circunstancias.
A priori diria un NO rotundo, pero tambien el saber perdonar influye y saber si ganamos o perdemos negando una segunda oportunidad.
¡1 saludo!
una infidelidad es imperdonable porque perdería la confianza en la otra persona y entonces la base de la pareja se rompe
Todo de pende de la situación, las personas... no diría que no rotundamente a perdonar una infidelidad... que de pensar una cosa a lo que luego se hace poniéndolo en práctica va un cacho..
Coincido en lo que algunos han dicho: una cosa es la teoría y otra la práctica. La mayoría de la gente suelta un no rotundo cuando se plantea el tema de perdonar una infidelidad. Muy distinto, en cambio, es el caso de encontrarte con esa situación de frente. Seguro que en ese momento, más de uno que ha dicho no se lo pensaría dos veces.
Aun así, pienso que una infidelidad supone la ruptura de ese respeto mutuo que debe existir entre toda pareja y que, si desaparece ese elemento básico, es muy difícil consolidar algo duradero y verdaderamente real.
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