Qué pereza me sobreviene en los momentos previos y posteriores; pero cuando estás ya bajo la ducha, me encanta, ese momento de relax, donde fluyen mil pensamientos como flashes. Ladear la cabeza hacia atrás y que el agua caliente resbale y resbale.
Hoy me he quedado más tiempo de lo habitual (mal hábito ecológico, lo sé), hasta que las manos estaban tan agrietadas, que al estirarlas parece que se van a rajar. Sin hacer nada, posponiendo jabón y champú.
Por un momento, el tiempo se ralentiza, la mente se queda en blanco. Todo lo demás no importa; el mundo desaparece, solo estás tú. Unos segundos de autorrealización.
Y de vuelta a la realidad....................hasta el próximo viaje.
1 comentario:
Ya, yo por las mañanas casi me vuelvo a quedar dormido bajo la duxa...
un saludo
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