Eso es lo que me produjo la película de "28 semanas después". De momento, este film es el que se lleva el record de producirle a una servidora la mayor taquicardia conocida, hasta la fecha, en una sala de cine, falta de respiración y un temblor de piernas que me duró una hora.
En su momento, aguanté como una campeona, su predecesora "28 días después" (la vi sola en mi casa por la noche, año 2002) y "El amanecer de los muertos" (éramos 6 personas en la sala de cine, año 2004), pero "28 semanas después" me ha costado...
Lo mío con los zombies es una relación de amor-odio. De toda la galería de seres cinematográficos: alienígenas, hombres lobo, momias vivientes, insectos asesinos, y un largo etcétera...tengo que reconocer que el zombie es el personaje que más miedo me produce.
Mi teoría es que los demás seres son especies distintas, y como tal lo ves desde cierta distancia, pero, siguiendo el hilo argumental del virus de la ira que sigue "28 días/semanas después", ver cómo tu madre puede darte un mordisco mientras duermes no me hace ni puñetera gracia, sinceramente; pero, ¡que bien sienta un poco de adrenalina de vez en cuando!
viernes, 28 de septiembre de 2007
martes, 4 de septiembre de 2007
Bye-bye dear summer
Tengo que reconocer que siempre que empieza Septiembre lo llevo un poco mal, con resignación, que se le va a hacer, pues se acaba mi estación favorita: el verano.
Y aunque todavía podremos disfrutar de algunos días más o menos agradables, hay unos cuantos síntomas que empiezan ya a manifestarse y nos indican que se avecina el otoño: el cierre de la piscina a la que suelo ir, las botas de caña alta en los escaparates de las zapaterías, la manga larga que tengo que ponerme a primerísimas horas de la mañana y la noche, ver como es otra vez de noche cuando voy a trabajar, las últimas ferias y fiestas de los pueblos, la erradicación de la infumable programación televisiva estival, la vuelta de los coleccionables...
Pero sobre todo hay alguien que se encarga de remarcarte lo inevitable: la voz en off de unos conocidos almacenes comerciales: ¡ya es otoño en el ____ ____!. Y te muestra una colección de colores apagados, así de sopetón; marrón, verde oscuro, morado, azul marino...intercalado con una cascada de hojas secas, todo muy idílico, pero poco convincente, al menos para mí.
Y como siempre tendremos que pasar por el aro estacional, pero por favor, poco a poco, paulatinamente, gracias.
Y aunque todavía podremos disfrutar de algunos días más o menos agradables, hay unos cuantos síntomas que empiezan ya a manifestarse y nos indican que se avecina el otoño: el cierre de la piscina a la que suelo ir, las botas de caña alta en los escaparates de las zapaterías, la manga larga que tengo que ponerme a primerísimas horas de la mañana y la noche, ver como es otra vez de noche cuando voy a trabajar, las últimas ferias y fiestas de los pueblos, la erradicación de la infumable programación televisiva estival, la vuelta de los coleccionables...
Pero sobre todo hay alguien que se encarga de remarcarte lo inevitable: la voz en off de unos conocidos almacenes comerciales: ¡ya es otoño en el ____ ____!. Y te muestra una colección de colores apagados, así de sopetón; marrón, verde oscuro, morado, azul marino...intercalado con una cascada de hojas secas, todo muy idílico, pero poco convincente, al menos para mí.
Y como siempre tendremos que pasar por el aro estacional, pero por favor, poco a poco, paulatinamente, gracias.
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